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¿Qué significa la crisis en nuestra vida?
¿Cuántas veces hemos tenido que enfrentar crisis en nuestras vidas? Desde que nacemos y a lo largo de la vida los seres humanos confrontamos situaciones difísiles que forman parte de la gran aventura de estar en la tierra. Son muchos los factores que inciden en nuestra formación, de los cuales tomamos los elementos necesarios para apreciar la vida y emprender nuevos retos.
Cada etapa y momento presenta situaciones que pueden generarnos dificultades. Por lo general, estas pueden producirse por varias causas como enfermedades, conflictos sentimentales personales, familiares, de pareja o amistades.
Conflictos bélicos
También el caos puede surgir del colectivo, como los conflictos bélicos, eventos socio-políticos entre otros, ya que la convivencia con el mundo exterior demanda de nosotros constante energía en cuanto al manejo de las relaciones y en especial con nosotros mismos.
¿Cuál es nuestra escuela?
No existe una escuela que nos enseñe como sobrellevar cada episodio o capítulo de nuestra vida, pero nosotros somos almas tan extraordinarias que de algún modo desde pequeños comenzamos a entender y poner en práctica nuestros propios mecanismos de defensa ante cada situación.
Aprender a meditar desde temprana edad
No obstante, no solo el instinto debe ser la herramienta que utilicemos para manejar los problemas, la madurez y la capacidad de reflexión permiten la posibilidad de poder interiorizar y buscar soluciones para salir adelante.
Nuestros seres cercanos son la escuela en los primeros años de existencia, de acuerdo a cada realidad pueden ser nuestros padres, familiares u otras personas. De allí tomamos modelos y referencias que de alguna forma marcan pauta en nuestra personalidad y manejo de conflictos.
En ocasiones los problemas nos envuelven con tal profundidad que nos vemos en la necesidad de buscar ayuda externa, la cual nos permita ver desde otra perspectiva lo que pasa en nuestro interior. Los amigos suelen ser parte activa de este proceso dependiendo de cuan abierto se sea. También el apoyo espiritual, independientemente cual sea nuestra creencia, ha sido un elemento de equilibrio para muchas personas.
Aprender de la crisis
Pero ¿qué nos muestra la crisis? ¿qué debemos observar? ¿cuál es su enseñanza?
Nuestra actitud y apertura son de suma relevancia. Cada quien adopta el papel que quiere ante los problemas. Podemos elegir el de víctima y pensar “sólo esto me pasa a mí” y así hacer de la depresión un huésped.
Otra opción es preguntarnos ¿qué hice para estar en esta situación y cómo puedo resolver el problema? Esto es muy fácil decirlo, sin embargo, aceptar que todo lo que nos pasa lo atrajimos a nuestra vida y que tenemos parte de responsabilidad, son palabras mayores.
De igual forma pasa con las crisis colectivas, estas pueden ser familiares, institucionales o de países. Aquí todos los actores son responsables de los acontecimientos. No existen buenos y malos, son simplemente situaciones que creamos, atraemos y debemos resolver entre las partes involucradas.
Uno de los aspectos más complejos es saber manejar nuestras emociones e impulsos durante los eventos difíciles. Mantener la calma y la cordura se convierte en un desafío. Una vez escuché una frase que me resonó “no somatice la crisis, reflexione”.
Cada quien elige cómo salir de la coyuntura. No existen procedimientos, remedios o fórmulas exactas para resolverlas. Partiendo de que cada persona y su experiencia son únicas y por algo las está viviendo. Así pasa con los conflictos colectivos, tratamos de generalizarlos, darles la misma pauta a todos por igual.
El mejor método está en cada uno de nosotros, venimos a aprender y dependiendo de cómo interioricemos y queramos asumir los retos, así será nuestra vida. Buscar ayuda nos puede dar una guía pero no una receta.
En la medida que confrontemos la crisis y la veamos con los ojos del alma para comprender que nos ofrece, con esa misma actitud logramos superarla y salir hacia adelante. Cada problema es una oportunidad para profundizar y crecer. ¡De esto se trata la vida!
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